
Algunos Datos históricos de Alarcón
Esta ondulada llanura, entre la Sierra y la Mancha, la surca el río Júcar formando profundos tajos. Es un paisaje invertido; aquí no hay montañas que dominen, las alteraciones son las hoces. Los cerrados meandros del río fueron configurando un territorio de penínsulas contrapuestas donde los primitivos asentamientos tuvieron una fácil defensa, tenían próxima el agua y las tierras de la llanura eran fértiles. (…)
Tras la conquista de Cuenca (1177) y la de Zafra (1180) quedaba el camino abierto para la toma de Alarcón.(…)
Alfonso VIII aprovechó esta situación para conquistar Alarcón y otras plazas fronterizas, fortificándolas y realizando incursiones de devastación y saqueo en poblaciones del interior de Al-Ándalus. Debió ser en la primavera de 1184 cuando Alfonso VIII puso cerco a Alarcón. La estrategia consistía en prolongar el asedio durante toda una campaña agrícola para que se agotaran las provisiones y a lo largo del tiempo se perdiera la esperanza de ayudas externas. La conquista fue legendariamente realzada; se dice que el capitán Hernán Martínez de Cevallos escaló los muros de la fortaleza con dos dagas vizcaínas, sorprendiendo a la guardia, la noche del 30 de noviembre del mismo año. Los que participaron en la conquista llevarían desde ese momento en la bordura del escudo ocho cruces de San Andrés. El conquistador cambió el apellido Cevallos por el de Alarcón por concesión real. Alfonso VIII fortificó intensamente este enclave natural, situado in “rupibus sempiternis” (en las sempiternas rocas), según expresión del arzobispo Ximénez de Rada. Le concedió fuero propio, una variante del de Cuenca, y él y sus sucesores le fueron anexionando todos los territorios que se conquistaron en la Mancha conquense y buena parte de la de Albacete, incluyendo esta actual capital. La Tierra de Alarcón contenía 63 aldeas y tuvo como puntos más extremos Las Valeras, La Puebla de Almenara y Albacete. Aquí empezó el siglo hegemónico de Alarcón. El poder señorial emergente fuerza que el 18 de octubre de 1194 Alfonso VIII entregue a la Orden de Santiago el Castillo de Alarcón. La reacción de Hernán Martínez de Alarcón y los caballeros de la conquista debió ser contundente porque el 24 de noviembre del mismo año lo devuelve a los conquistadores, confirmando a Hernán Martínez de Alarcón como alcaide. Posteriormente, el 10 de junio de 1203, Alfonso VIII hace donación de varios molinos a la Orden de Santiago para que construya en Alarcón un hospital de redención de cautivos. (…)
Alfonso VIII firma varios documentos en Alarcón el año 1211, lo que hace suponer que desde aquí estaba preparando la estrategia de la batalla. El encuentro con los almohades fue en Despeñaperros el 16 de julio de 1212. Tuvieron una presencia especial los ejércitos concejiles entre los que se encontraba Alarcón al mando de Hernán Martínez de Alarcón, su conquistador y alcaide. Para celebrar la victoria sobre los almohades se instituyó la fiesta del Triunfo de la Santa Cruz, que se celebraba el 21 de julio y que, al parecer, dio origen en Alarcón y su tierra a la advocación del Cristo de la Fe. (…)
Bajo el reinado de Fernando III el Santo se va consolidando la repoblación de la Tierra de Alarcón, aunque existe un bandidaje moro que crea inseguridad y obliga a Fernando III a desplazar el mercado semanal de Alarcón a Cervera del Llano; luego fue recobrado en 1245. El concejo de Alarcón participa en la conquista de Requena, 1223, obligando a Abu Zeit a prestar vasallaje al rey cristiano en Moya. En 1241 el ejército del concejo de Alarcón toma el castillo de Albacete, que queda bajo su dominio hasta la posterior conquista y fortalecimiento de Chinchilla.(…)
En el año 1297, cuando solamente contaba quince años, don Juan Manuel consigue que la reina regente castellana María de Molina le entregue como compensación la fortaleza de Alarcón y su inmenso territorio. El alcaide entrega la villa, pero don Juan Manuel tiene que jurar el respeto a los privilegios y concesiones reales que disfrutan los caballeros de Alarcón desde la reconquista de la plaza. Esta incomodidad, que dificultaba el dominio pleno de la villa, hace que don Juan Manuel se asiente preferentemente en Castillo de Garcimuñoz. Así es como entra a pertenecer Alarcón a otra entidad más amplia que será el estado de Villena, (…)
Como doncel, ayudado por don Álvaro de Luna, entra Juan Pacheco en la corte de Enrique III. Había nacido en Belmonte; sus antepasados vinieron huyendo de Portugal en tiempos del rey Pedro I el Justiciero, por haber participado en la ejecución de la reina Inés de Castro. Se fue situando muy bien en la corte de los Trastámara hasta tal punto que llegó a ser, en el reinado de Juan II, amigo inseparable del príncipe Enrique, después Enrique IV. (…)
Fue actor principal en los conflictos que se originaron en la sucesión de Enrique IV. Estuvo a favor de que recayera el trono en Isabel la Católica, pero cuando contrajo matrimonio con Fernando de Aragón, rompió los compromisos y se decantó por la línea legitimista, la de Juana llamada la Beltraneja al atribuirle la paternidad a don Beltrán de la Cueva, porque consideraba parte de la nobleza que el rey era impotente. En 1474 mueren Enrique IV y Juan Pacheco. Su hijo Diego López Pacheco, II marqués, no solamente hereda el territorio sino los compromisos y defiende a ultranza la línea legítima de Juana, la hija del rey. (…)
Conforme se va acentuando el declive de Alarcón a partir de estos últimos acontecimientos, es cuando viene a ser más potente la actividad constructiva, que se manifiesta sobre todo en los edificios religiosos. Hacia 1518 se construye la fachada plateresca de la Trinidad, se amplía con una segunda nave al fondo, (…).
Además de todo esto, las cinco parroquias pudieron celebrar con todo esplendor la fiesta del Corpus con la custodia que hizo el orfebre Cristóbal de Becerril, en 1585, y que actualmente se encuentra en la Spanish Society de Nueva York y que está considerada como una de las cien custodias procesionales más importantes de España, según Carl Hernmarc.(…)
Se puede decir que los avatares de la guerra de sucesión, la guerra de la independencia, las tres guerras carlistas y la guerra civil de 1936, fueron arrancando jirones de un potente pasado. Para agravar más la situación, en 1841 el gobierno liberal redujo a una sola parroquia, la de Santa María, las cinco parroquias de Alarcón. Al dejar de percibir rentas, la escasez de recursos hizo que se abandonaran el resto.
“Se han recuperado las cuatro iglesias que han quedado, salvándolas de un avanzado estado de ruina”.
